sábado, 28 de junio de 2008

La Contaminación Ambiental en contraste con la ciudadanía

Se entiende por ciudadanía a la mejor manera de vivir con los demás en igualdad dentro de la sociedad. Esta igualdad se refiere a que todos tenemos los mismos derechos y deberes, la misma obligación de acatar las leyes que la sociedad ha dado por medio de sus representantes, titularidad de garantías políticas y asistencia social; además, el ciudadano es el sujeto de la libertad política y de la responsabilidad que implica su ejercicio.

Así como la persona exige que se respeten sus derechos, también esta en la obligación de respetar los derechos de los demás. Por esto, se debe alcanzar un mínimo de coincidencia desde el fondo de la sociedad, tal como lo indica el pluralismo moral. Los valores que conforman ese mínimo común dan paso a la etica cívica, también conocida como la ética de mínimos, la cual invita pensar en el mínimo respeto y bienestar para con los demás. Al contaminar no solo perjudicamos a otros en la medida en que se priva a mucha gente de poder vivir en un mundo mejor, donde se pueda respirar aire puro. Sino que también estamos atentando contra los nuestros y nosotros mismos, ya que el mundo es habitado por todos. Muchas veces al buscar la mejor manera de vivir (etica de máximos) nos olvidamos del bienestar de los demás ( en este caso la contaminación ambiental), y dejamos este tipo de problemas en manos de las autoridades, ya que mucha gente piensa que ellos son los unicos responsables de velar por el bien de los ciudadanos; sin darse cuenta que el cambio debe de empezar por uno mismo. Esto se debe a la ignorancia de muchas personas, quienes piensan que sus actos no afectan en nada al medio donde pertenecen; y si afecta, esto no traería daños en un corto, mediano o largo plazo para el mundo.
Y ante este problema ¿qué han hecho las autoridades?
Es lamentable, pero el trabajo realizado por parte de las autoridades para contrarrestar este grave problema es casi nulo. Comenzemos por mirar los carros de la propia polícia o de serenazgo, emanan una gran cantidad de monóxido de carbono a diario. Ante esto ninguna de las autoridades hace nada. Así mismo, no existen multas para los vehículos particulares que botan más monóxido del promedio permitido. Además, las multas para las empresas mineras (si es que existen) son insignificantes en comparación con las ganancias obtenidas por parte de estas a costa del deterioro de nuestro mundo. Las municipalidades no se preocupan por promover campañas de reciclaje, salvo el distrito de Surco, el cual cuenta con un servicio de recolección de desechos reciclables.

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